Los artículos en primera persona están captando, cada vez, más interés de parte de los lectores. Los medios de comunicación no han pasado por alto esta nueva tendencia e incluso se habla de una forma confesional de hacer periodismo. La escritora Eva Fairbanks analiza en The Washington Post esta tendencia que también tiene sus críticos.
Para Fairbanks, la audiencia tiene interés de conocer las experiencias íntimas ajenas, por lo que hay una disposición de los medios de comunicación para publicar artículos testimoniales, lo que según la escritora confirma un gran triunfo de la democracia, pues puede participar cualquier persona que tenga algo que contar y posea las herramientas para hacerlo.
CNN, por ejemplo, tiene un nuevo proyecto “en primera persona”. Se trata de una serie de ensayos personales que exploran la identidad y puntos de vista distintos. BuzzFeed, por su parte, busca animar a sus seguidores a que envíen al portal ensayos personales.
El caso del portal Vice también llama la atención. Ellos explotan este recurso y publican artículos tipo “Cosas que aprendí siendo la chica de los shots” o “Probamos licuado de rana escroto en Perú” donde relatan -en primera persona- lo experimentado. Vice no se vale únicamente de texto, también utiliza vídeos para mejorar la experiencia testimonial.
Otro texto titulado “Me vestí como una idiota durante la semana de la moda en Londres y engañé a todos” publicado en Vice, sintetiza en un párrafo el espíritu de los artículos testimoniales: “Me propuse un reto a mí misma antes de la Semana de la Moda en Londres: gastar 10 libras esterlinas (100 pesos) al día para comprar tres atuendos (uno para el viernes, otro para el lunes y el último para el martes) y ver si me rodeaban los paparazis. Y así fue”, escribe Hannah Ewens, autora del texto.
Rachel Levin, editor del sitio de noticias Ozy está a punto de comenzar una nueva sección que se llama “en primera persona los viernes” y considera que el formato es ideal para tener piezas rápidas y emocionales para hacer una pausa ante temas profundos.
Lee el texto de Washington Post aquí .